Acerca de mi niña interior

© Depositphotos.com/@ xavigm99

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Mi niña interior es la que da voz a este blog. ¿Por qué este nombre en particular? Este nombre hace mención a esa niña o niño que todos llevamos dentro desde que nacemos (quizás incluso antes) y, que aunque crecemos, sigue ahí dentro y nos habla (queramos o no escucharle). A menudo tiene varias denominaciones como «voz interior», «intuición» (del latín medieval intuitio, -onis que significa «mirar hacia dentro») o «sexto sentido». Yo creo que todas ellas son válidas, pero lo más importante es que todas reflejan lo mismo.

Nuestra niña o niño interior denota felicidad, alegría, ilusión, belleza, creatividad, ganas de creer, de amar por amar, de soñar, de reír, de divertirse, de compartir, de jugar, de hacer travesuras, de libertad, y de un largo etcétera. Es la energía que conecta el exterior con lo más profundo de nuestro interior: el alma. Es la voz inocente y sabia que vive en nuestro corazón y que guía nuestro camino. La voz que nos hace ejercer la máxima expresión de nuestro ser.

 

© Depositphotos.com/ @ konradbak

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Esta pequeña o pequeño que llevamos dentro también significa el amor y la aceptación que nos profesamos hacia nosotros mismos. Cuando nuestro niño y nuestro adulto se unen en uno solo, los sentimientos comienzan a brotar de nuestro corazón y es justo en ese momento cuando sentimos amor verdadero por nosotros mismos, por los demás y por todo lo que nos rodea y es parte de nosotros. Es entonces cuando se produce la magia: empezamos a desnudarnos de todo lo que no somos, a reconocer nuestra voz entre todas las voces y pensamientos que hay en nuestra mente y en el universo, a ver y sentir a otros niños en los corazones de otras personas (sean ellas conscientes o no de ello) a entender por qué estamos aquí y para qué, cuales son nuestros sueños, nuestras metas y nuestras ganas de aprender y de vivir esta experiencia humana de la mejor forma conocida.

© Depositphotos.com/@ monkeybusiness

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La niña o niño interior que llevamos dentro es tan fácil de entender como lo son los niños. Son una declaración de todo lo más humilde, más inocente, más sencillo y más puro que hay. Ellos son capaces de llorar, de reír y hacer lo que les gusta sin importar el qué dirán. El problema surge cuando a causa de las heridas y lo dura que se va haciendo la vida les olvidamos, y con ello olvidamos también amarnos, reír, soñar y dejamos de tener fe en todo lo que hemos querido ser en la vida porque era «poco realista», «imposible de conseguir» o «no daba de comer». Y la verdad es que ninguna de esas excusas eran ciertas ni nos hacen bien, pues nuestro niño y nuestra niña interior nunca nos abandona. Es más, están ahí para guiarnos y recordarnos aquello que amábamos hacer de pequeños.

© Depositphotos.com/@ lanakhvorostova

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A lo largo de mi corta vida, yo también he ignorado a veces a mi niña interior: me he enfadado con ella, me he vuelto terca y «realista». Pero la verdad es que nada de ello me hizo bien y mucho menos intentar pertenecer a una «realidad» que yo no creo y en la que no creo. Por ello, pienso personalmente, que si nos sentáramos a conversar más a menudo con nuestra niña o niño interior (o empezar por percatarnos de que existe) y le miráramos a los ojos, las personas seríamos más felices, desempeñaríamos nuestros sueños, estaríamos más sanos y nos amaríamos más a nosotros mismos y a los demás. Es por todo eso, que yo he decidido con este blog y a través del ejercicio de mi pasión por la escritura, sentarme más frecuentemente a conversar con mi niña interior, para tratar de hablar, informar y opinar de manera respetuosa y libre sobre todos los temas que son de mi interés y ayudar así a los demás por medio de una vía informativa y práctica, a la vez que aprendo, evoluciono y me ayudo a mi misma a encontrarme, mientras dejo que mi niña interior me guíe de la mano por paraísos todavía inexplorados.

 

Bienvenid@s y espero que os guste 😉

«Pero Jesús les dijo: Dejad a los niños que vengan a mí y no se lo impidáis, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos.»

Mateo 19:14.

 

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