Mmm… ¡hummus!

Ayer preparé una cena mediterránea y uno de los platos que la componían fue el hummus. Por eso he pensado hoy en contaros un poco acerca de esta pasta árabe que cada día tiene más cabida en Europa y occidente, pero que todavía en muchos sitios es algo desconocida. Comenzaré con una breve explicación y posicionando el cursor cronológico en la historia. Al final os doy la receta. 😉

© Depositphotos.com/@ expressiovisual

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El significado de la palabra árabe hummus es sencillamente «garbanzo». El hummus es una pasta o salsa árabe levantina cuyo ingrediente principal es el garbanzo y suele ser cocinada y molida con tahini (pasta hecha con semillas de sésamo), aceite de oliva, jugo de limón, ajo y sal. El garbanzo (cicer arietinum) es una legumbre con importantes cualidades culinarias y nutritivas. Es rico en proteínas (un 25% de su peso), en almidón y en lípidos, sobre todo de ácido oleico y linoleico, insaturados y carentes de colesterol. Esta legumbre ha sido cultivada durante miles de años en Oriente Medio e India. Algunas fuentes dicen incluso que crecieron el los Jardines Colgantes de Babilonia.

Muchas regiones alrededor del mundo reclaman ser el lugar donde se originó el hummus. El hecho es que, dado que el garbanzo ha sido plantado en muchos lugares del mundo por mucho tiempo, y en muchas y diferentes variantes, el origen exacto se perdió en el tiempo. Fuentes de la Haute cuisine dicen que existían unos cuentos folclóricos en los que el hummus es descrito como una de las comidas preparadas más antiguas. Otros cuentan la leyenda de que esta pasta fue preparada por primera vez en el siglo XII a.C por Saladino, uno de los grandes gobernantes del mundo islámico.

© Depositphotos.com/@ AntonioGravante

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A pesar del hecho de que no se sepa el origen exacto del hummus, sabemos que los garbanzos han sido cultivados también en el Mediterráneo por mucho tiempo y en Oriente Medio. Fue uno de los primeros cultivos de Mesopotamia además de una de las comidas populares de las calles de la Antigua Roma.

El hummus es asimismo una crema que compone muchos platos vegetarianos y veganos, además de los de las dietas no vegetarianas. Está repleto de hierro y vitamina C, y tiene una gran cantidad de vitamina B6 y vitamina B9 (ácido fólico). Es una buena fuente de proteína, fibra y potasio. A todo este beneficio hay que añadir el resto de diferentes ingredientes que contiene, como las semillas de sésamo del tahini o el aceite de oliva, entre otros.

El hummus también se puede conseguir hecho en muchos supermercados o tiendas de venta de comida árabe e india. Sin embargo, la mejor forma de hacer las cosas es preparándolas por nuestra cuenta. Eso nos hace aprender y pasar un buen rato, sobre todo a los amantes de la buena cocina. No hay una forma concreta de cocinarlo, puesto que algunos ingredientes varían, pero yo he utilizado esta receta, que es la más extendida. Es muy simple y a penas lleva unos 15-20 minutos de preparación. Estos son los ingredientes como plato acompañante para cuatro personas (todo depende del hambre):

  • 450 gramos de garbanzos.
  • 2 cucharadas de postre de tahini (si no sabéis dónde comprarlo, podéis ver la receta aquí).
  • El jugo de medio limón (en su falta también es posible utilizar vinagre en la misma proporción).
  • 1/2 vaso de agua (preferiblemente la que se ha utilizado para preparar los garbanzos).
  • 1/2 cucharada de postre de comino molido (no es imprescindible).
  • 1 diente de ajo.
  • Aceite de oliva.
  • Sal.

Para decorar o acompañar:

  • Pimentón dulce o pimienta.
  • Perejil.
  • Pimiento.
  • Tomate.
  • Olivas.
  • Pan (preferiblemente pan de pita).

A continuación os explico el sencillo modo de preparación:

  • Primero, y suponiendo que los garbanzos ya han sido ablandados con un día de antelación o enlatados, separamos estos del agua (reservando esta)y los lavamos. Luego los ponemos en una superficie cóncava o bol.
  • Una vez ahí, añadimos el tahini, el diente de ajo pelado, el comino, el jugo de limón, el aceite de oliva y la sal.
  • Ahora es el momento de triturarlo con una batidora. Vamos añadiendo el agua de los garbanzos mientras vamos triturando para poder moldear la consistencia. Tiene que quedar como el wasabi o la mayonesa. No en necesario utilizar toda el agua, simplemente hasta que os haya quedado como debe ser.
  • Como todo buen cocinero lo podéis probar y decidir si tenéis que añadir un poco más de algún ingrediente. Es recomendable no abusar del tahini porque quedaría un sabor muy fuerte a semilla de sésamo.
  • Y por último, lo podéis servir en un plato y decorarlo con un poco más de aceite de oliva, pimienta dulce, olivas, tomates, pimientos partidos a media luna o perejil. Hay mil y una maneras: ¡creatividad!

Así es como me quedó el hummus a mí. ¡Rico, rico, rico!

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Espero que os haya gustado y servido este artículo y más espero que os guste el hummus cuando lo cocinéis vosotros mismos. Es una pasta perfecta para acompañar todo tipo de platos y magnífica para comer durante todo el año, sobre todo en primavera y verano con un buen zumo y una brisa fresquita (añado que se debe conservar en un sitio fresco). Yo adoro el hummus y por suerte hay increíbles y auténticos restaurantes de origen en Berlín y alrededor de todo el mundo en que la preparan. Dejemos que la sabiduría culinaria árabe nos deleite el corazón y aun más, el paladar.

Maite M.

 

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